jueves, 1 de noviembre de 2007

Blended Learning: Una respuesta a la realidad social actual

El artículo propuesto sobre el “Aprendizaje Combinado” (ver enlaces al pie) permite una recorrida a través de los aspectos básicos de esta modalidad de enseñanza. Su lectura nos lleva desde la periferia del tema hasta algunos nodos centrales en los que sin agotar la temática nos ayuda a reflexionar sobre distintos enfoques de la misma. El aporte de Néstor y Daniel nos permite de movida enfrentarnos a uno de los tópicos fundamentales de nuestro tiempo: la definición. Podemos preguntarnos cuántas veces en nuestro medio se da la relación significado-significante con distintos grados de variación que devienen en algunos casos en la imposibilidad de comunicación conceptual. Es que no construimos nuestros esquemas con “la realidad” sino con “la imagen de la realidad” que podemos percibir, por lo que siempre es acertado “pulir” al máximo esa imagen que queramos transmitir para que el otro la perciba sin opacidades ni ambigüedades. En este marco es bueno considerar de qué hablamos concretamente cuando nos referimos a “blended learning” (BL), mostrar la diversidad de modelos pero también aquellos que no lo constituyen.
El tratamiento de la evolución del aprendizaje combinado hace algo más que situarnos en un contexto histórico, nos remite a la “naturalidad” de su advenimiento:
“Estamos convencidas de que el B-learning o Aprendizaje combinado tiene una evolución hasta cierto punto natural, fundamentada en el constante experimentar del ser humano para perfeccionar todo aquello que juzgamos perfectible desde nuestra perspectiva personal y grupal”.
Si observamos las prácticas docentes a lo largo de las últimas décadas, encontraremos varias estrategias que de alguna forma “prefiguraban” lo que hoy definimos como BL. Preguntémonos si desde aquellas “tareas para la casa” que nos daban nuestras maestras de primaria, las “investigaciones” que se nos promovía desde los colegios secundarios, o los “trabajos en grupo”, digo si en todo ello no está de algún modo presente como gérmen, semilla o gen, lo que hoy potenciado con la impregnación de las NTICs hemos nominado como BL. Resulta asimismo interesante recordar –como lo hace el artículo- lo sostenido por Mercader acerca de los modelos de usuarios de la educación a distancia (tecnófilos, tecnófobos y críticos) pues no es más que una consecuencia lógica de nuestra manera de actuar frente a la incorporación de las NTICs (incluso una revisión histórica nos sitúa en este aspecto frente a la aparición de cualquier tipo de innovaciones sean estas del mundo de la teoría o de las prácticas). Es decir, hablar de aquellas personas que piensan que toda acción de enseñanza-aprendizaje debe estar basada en “lo nuevo”, aquellos que directamente “niegan su conveniencia” y quienes por último lo utilizan en la forma, casos y tiempos adecuados para mejorar los logros de resultados pretendidos. Sin embargo, parece interesante aquí destacar que la incorporación con sentido “crítico” no es sinónimo de encontrar un punto medio ni mucho menos “dosificar” como quien prepara mezcla para pegar ladrillos. Resulta oportuno así, recordar que Lorenzo García Aretio concluye en su artículo que “Para nosotros, el denominado blended learning debe ser algo más que lo que algunos entienden como punto intermedio entre las dos modalidades”. Y es que tanto esta incorporación como la de cualquier aporte debe ser considerada desde sus aspectos “superadores”. Podemos decir que en este marco, no buscamos que 2 + 2 sea 4, sino que resulte 5, 6 o lo máximo que podamos obtener.
El artículo analizado avanzará con tanto la tipificación como la caracterización del BL Si bien no es el objetivo central de lo tratado, lo aportado por el trío de autoras en materia de análisis desde las teorías conductistas, cognitivistas y constructivistas aparece como una referencia algo simplista a la hora de pretender sintetizar los dichos de Baumgartner Peter. Curiosamente este punto aparecerá unos párrafos más adelante retomado por otro trío de autores, también con extrema síntesis pero con alguna consideración más abarcativa y apropiada, cuando señalan que: “Un curso de aprendizaje combinado no solamente permite mezclar la tecnología presencial con la de a distancia, también es posible mezclar varias teorías del aprendizaje (constructivismo, conductivismo etc.), lo que permite seleccionar los aspectos más positivos de esas teorías”.
Me parece interesante marcar en este punto una cuestión que en el marco de la construcción colaborativa del artículo debiera haber aparecido. Es la de encontrar en la secuencia de características del BL varias consideraciones que luego son retomadas por Alejandra y Marcello al desarrollar las ventajas del BL. Es decir, que al lector del artículo puede resultarle con un tinte de distorsión de lo que es el desarrollo colaborativo, pues pareciera que se trata de dos porciones de distintas tortas, en las que ambas tienen bizcochuelo, dulce de leche y crema, pero siguen siendo dos tortas. Entiendo que cuando en esta misma diplomatura se abordó esta metodología de trabajo se lo hizo con una construcción con aportes significativos y no redundantes, que permitieron obtener artículos más integrados y cohesionados, sin por ello desmerecer los aportes que el artículo bajo análisis presenta (y que paradójicamente en este punto nos advierte sobre la “mala percepción sobre la naturaleza del aprendizaje colaborativo”).
Como ya se dijo, el artículo avanza luego sobre el análisis de las ventajas y desventajas del BL. En líneas generales resulta difícil establecer a modo “sumativo” este tipo de análisis pues cada situación en particular, obedeciendo a la intencionalidad metodológica de la acción de enseñanza-aprendizaje, puede presentar unas u otras con distinto nivel de significatividad. No obstante, la sinopsis presentada resulta apropiada como para servir de disparador de análisis de distintos aspectos a tener en cuenta en el momento de implementar o diseñar nuestras estrategias con BL. Es aquí donde podemos resaltar lo abordado en otro de los artículos de Aretio en el que desde su título cuestiona los alcances de integración en la enseñanza y aprendizaje postulados por el BL. La consideración de “integrados” más que “mezclados” es la que nos aporta la suerte de “tamiz” central por el que debemos zarandear nuestros diseños y así poder encontrar el justo análisis de ventajas y desventajas. El autor nos remite a “cada necesidad concreta de aprendizaje”. De esta forma cada instancia representará una “singularidad” a la cual deberemos integrar lo más positivo de la presencialidad con lo más positivo de la educación a distancia para construir el pretendido aprendizaje. Como en tantas otras cosas, las miradas de las ventajas y desventajas estarán teñidas con el color del cristal del observador. Como bien lo sostiene el autor al considerar la transición hacia el BL, puede parecer desde la presencialidad un paso adelante, mientras que desde la mirada de los propulsores del e-learning puede parecer un paso atrás.
Finalmente, el artículo analizado nos lleva a una recorrida por los modelos, usos, aplicaciones y herramientas relacionados con el BL. Resulta aquí interesante el aporte de Rosa y Betti a la hora de reseñar una buena gama de visiones sobre modelos puestos en práctica. Y es que aquí queda más que en evidencia lo importante de definir previamente el “modelo” para embarcarnos luego en la tarea de lograr que “Los medios que se seleccionen de apoyo, deben responder al tipo de aprendizaje que se desee lograr, según el momento que se haya previsto, dentro de la planificación previamente elaborada”, como sostiene el dúo de autoras de este tramo del artículo.
Es interesante que se plantee al abordar los usos y aplicaciones la apropiación a los ámbitos “educativo y profesional” porque esto nos da como una tabla de trampolín para considerar un criterio más amplio aún: el BL también constituye una especie de respuesta al nuevo espacio social en el que todos los actores, efectores y objetos de las acciones de enseñanza y aprendizaje se desenvuelven. Esto se condice con la aseveración de Javier Echeverría que “El nuevo espacio social tiene una estructura propia, a la que es preciso adaptarse. El espacio telemático, cuyo mejor exponente actual es la red Internet, no es presencial, sino representacional, no es proximal, sino distal, no es sincrónico, sino multicrónico, y no se basa en recintos espaciales con interior, frontera y exterior, sino que depende de redes electrónicas cuyos nodos de interacción pueden estar diseminados por diversos países. De estas y otras propiedades se derivan cambios importantes para las interrelaciones entre los seres humanos, y en particular para los procesos educativos”. Es significativo ver cómo este autor prefiere enfocarse en las “NTIT” en lugar de las “NTIC” propendiendo al cambio sustancial de “comunicaciones” por “telecomunicaciones” produciendo un recorte conceptual más que de campo. Este autor sitúa asimismo en el centro de la escena una cuestión tan profunda como ineludible: la inclusión. Echeverría se ocupa de lo que caracteriza como “problemas del derecho a la educación” en el nuevo escenario global que define como “Tercer Entorno”. No nos es extraño cada vez que abordamos temas como el desarrollo del BL cuestionarnos junto con el autor sobre los “problemas tecnológicos, económicos, de formación de recursos humanos, de elaboración de nuevos materiales docentes, de formación de usuarios, de creación y organización de redes educativas telemáticas, etc.” Es un tema no menor al cual también deberemos asignar un período de reflexión en el momento de implementar nuestros desarrollos de BL. Y es que como ha ocurrido con otras épocas de cambios significativos los alcances son totalmente asimétricos, dispares y condicionales. Sólo que esta vez con una profundidad exponencial y dinámica inusitada. Y es que en este tercer entorno al que alude Echeverría se dificulta como él lo señala ya no aparece un “estado” situado física, geográfica y tangiblemente, autor de políticas y legislaciones en las que se enmarca una acción, sino que se pregunta “¿quién ha de ser ese agente social? Dicho en otros términos: ¿quién va a proclamar y a desarrollar ese derecho a recibir educación, y no simplemente información en el tercer entorno?”.
Tomemos sobre los párrafos conclusivos un modelo que nos sirva de ilustración para mirar desde allí algunos de los aspectos desarrollados en el abordaje del BL. Elijamos, por ejemplo, uno de los más maravillosos ejemplos de una suerte de “trabajo colaborativo”: nuestro propio organismo humano. En él se da la mayor de las construcciones: la de la propia persona en interacción con el medio. Múltiples órganos prestan cada uno una función específica. Sin embargo todos conjugan su trabajo. Todos tienen sus propios tiempos con carreteras o vías en algunos casos más expeditas que otras según la urgencia. El buen funcionamiento de cada uno mantiene la evolución positiva del conjunto. Más aún, podríamos “subir algunos escalones” y observar el funcionamiento sistémico de nuestras organizaciones, partiendo de la familia y pasando por las instituciones escolares, empresariales, sindicales, estatales. En todas ellas está subyacente la génesis del aporte colaborativo para la consecución de un objetivo que le es propio. Es suficiente una pequeña mirada reflexiva para darnos cuenta que en todos ellos la acción es mucho más que complementaria o suplementaria. Así también refiriéndonos al modelo humano, encontramos tanto en el desarrollo personal como social la confluencia de un elemento “intangible”, no físico, más bien de índole cognitiva –tal y como lo haría una suerte de software- y otro que a la inversa, se muestra físicamente, perceptible a nuestros sentidos, en definitiva corporal –en analogía una especie de hardware-. Pensemos en que no podríamos construir un puente sobre un caudaloso río si no pudiésemos contar con los medios para “calcularlo” por un lado y las acciones físicas necesarias para “edificarlo”. De manera paralela, el BL supone por un lado una respuesta significativa a la demanda del entorno social actual y por el otro el proceso mismo mediante el cual se construyen las relaciones vinculares. Podemos asumir entonces, que el BL no es más que un eslabón en la cadena evolutiva social que construimos globalmente. Como en toda cadena, un eslabón no puede faltar.


Enlaces a sitios de artículos mencionados:

Aprendizaje combinado (De Wikilibros)
http://es.wikibooks.org/wiki/Aprendizaje_combinado_o_Blended_learning

Javier Echeverría: "Educación y tecnologías telemáticas" http://www.campus-oei.org/revista/rie24f.htm

Dr. Lorenzo García Aretio sobre Blended Learning.
¿enseñanza y aprendizaje integrados?
URL: http://www.uned.es/catedraunesco-ead/editorial/p7-10-2004.pdf
¿es tan innovador?
URL: http://www.uned.es/catedraunesco-ead/editorial/p7-9-2004.pdf

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